Hoy imaginé cómo sería mi empresa editorial. Ya pensé a qué
escritores publicar (unos cuates de Letras, claro), dónde imprimirlos (con don
Eliseo, aunque le caiga mal) y dónde venderlos (¿afuera del metro cuenta?),
pero me falta encontrar al editor: la pieza fundamental de mi proyecto, el
sujeto que hará que mis libros se puedan publicar.
No puede ser cualquier hijo de vecina. Tampoco puede ser un tipo
imposible de tratar. Menos un escritor frustrado, pues sólo escogerá sus
“obras”. Lo que sí necesito, es que cumpla con una serie de requisitos
fundamentales para editar un libro (“libro”, qué bonito suena).
Lo primero es que sepa que su negocio, antes que todo, es la
comunicación. Con esto quiero decir que tenga en cuenta que los libros son una
necesidad para la sociedad, que es importante publicar a los pensadores de
nuestra época, que considere al libro como principal herramienta de educación y
como medio de difusión de las tradiciones de la cultura a la que pertenece.
Segundo: quiero a un editor que sepa atender a los lectores. Que
piense en las necesidades de éstos y no que les ande enjaretando a autores que
no le dan algo-de-sentido a su realidad. Le exijo al próximo editor de mi
empresa que sea humilde y empático.
Tercero: Que sea un buen negociador. No. Mejor que sea un perfecto
convencedor. Quiero que convenza al gobierno y a todos de que la lectura
necesita una industria fuerte y sólida. Que persuada al lector de leer ese gran
texto que le llegó como manuscrito. Que lo haga pagar con gusto.
Que haya leído todo sobre cómo ser un editor, además |
Cuarto: Que resista el trabajo bajo presión, pues estará siempre
ocupado checando cómo va la impresión, quiénes van a ilustrar, los precios del
papel, los distribuidores, las ferias de libros, que cada día conozca a un
nuevo autor, que esté al día en publicaciones, que lea como estúpido (mucho, pues) y que
anhele que el libro quede como lo imaginó él y el consejo editorial.
Quinto: Que haga libros que los lectores deseen comprarlo en
original. Que haga algo que la piratería no pueda reproducir. Que edite un
arte-objeto antojable al lector.
Quién cumpla con estos requisitos puede contratarse en mi empresa.
Les aviso de una vez que la paga será tan buena como hagan su trabajo, pues de
ustedes, mis potenciales editores, dependerá toda la publicación de un libro y
por supuesto ustedes serán los responsables de las ventas.
Ah, les advierto que si no aman la lectura, que si no se orgasmean
al ver una edición hermosa de un gran escritor y si no se enojan cada que ven
que un libro muerto (por una mala edición), no me busquen, pues el editor,
antes que ser un gran organizador, debe ser un adorador profundo de la esencia
de las letras.
Y que tenga ideas de portada como las de Trama editorial: están de lujo |
[Si quieren saber de dónde saqué los requisitos para este trabajo,
lean la Guía para publicación de libros de Datus C. Smith, Jr.]
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