martes, 15 de marzo de 2011

Pessoa, un des/conocido en la FIL


No recordé que mi poeta favorito es Fernando Pessoa. Lo olvidé por completo en medio de tantos libros-en tantos libreros-en tantos stands-en tantas salas-en dos pisos-en la Feria del Libro del Palacio de Minería.


Olvidé que este autor portugués de principios de siglo tenía tantos heterónimos. No lo recordé porque me llamó la atención Incurable de David Huerta en su edición clásica de Era y La sociedad sin relato de Néstor García Canclini con su precio de 240 tocanubes.

Tampoco pude pensar en su poesía ensimismada. Fue imposible con la vistosa campaña de mercadotecnia de Alfaguara para vender los dos primeros libros de 1Q84 de Haruki Murakami y con los anuncios que hacía la organización sobre conferencias para el maltrato en el noviazgo en la Galeria de Rectores o en otra sala para diez personas.

Mucho menos me pregunté por qué a Pessoa le dicen el Nietzsche del siglo XX. No había lugar para los cuestionamientos filosóficos frente a la oferta de los libros de Selector, donde figuraba nuestro pensador posmoderno, el Dr. House.

No logré desconocerme como Fernando Nogueira Pessoa. Y no pude porque si me desconocía iba a perder los estribos e iba a empezar a robar libros a diestra y siniestra, sobre todo esos tan caros de Acantilado y de Sexto Piso que son tan elegantes y tan prohibidos por mi bolsillo.

Y si hubiera recordado a Pessoa a conciencia, no hubiera ido a buscarlo en la FIL, porque sabría que él no estaría ahí, sino en antologías de literatura en portugués o en malas traducciones de Perfecto Cuadrado o de Ángel Campos.

Pero no. No fue necesario que pensara en él para encontrarlo. En medio de toda esa plétora de hojas empastadas con millones de litros de tinta, en la sección de la UNAM, apareció, chiquito, un librillo mostaza con una discreta serigrafía del Chaplin de la literatura: Pessoa presentado por Octavio Paz.

El desconocido de sí mismo. Antología de Fernando Pessoa. Un libro histórico para la poesía universal. El mejor escritor mexicano, Octavio Paz, dando cuenta de un poeta portugués desconocido en casi todo el mundo en 1962.

Una edición bien cuidada por Paz: selección, traducción y ensayo. Pocas páginas (117) y todo el sentido sobre Pessoa y sus heterónimos. Imposible pensar que esta obra tan relevante en la poesía no haya sido reeditada por segunda vez sino hasta nuestros días, 48 años después.

Y al ver este libro, el que se desconoció de sí mismo fui yo, que no dudé en comprarlo, pues además significaba apenas un salario mínimo, por aquello del descuento universitario en libros editados por el Fomento Editorial de la UNAM.

No recordé que Fernando Pessoa es mi poeta favorito, pero siempre he confiado en una frase de Ricardo Reis, uno de sus heterónimos: 

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